domingo, 31 de octubre de 2010

VARIACIÓN Y REFLEXIÓN SOBRE UN TEMA DE RILKE


(El Libro de las Horas, Libro 1, Poema 7)

1

Si por una sola vez el vaivén de causa y efecto,
                                                        causa y efecto,
se detuviera; si los hechos fortuitos hicieran un alto
y la máquina de fabricar risa hueca dejara
de funcionar y mis sentidos inquietos, tomando aire,
hicieran silencio
y liberaran por fin mi atención...

entonces mi pensamiento, intrincado y unívoco,
podría pensarte dentro de sí
y llenarse de vos bien hasta el borde,
circunscribiendo el caudal entero de tu infinitud:

y en ese instante de posesión atemporal,
efímero como una sonrisa, renunciar a vos
y dejarte fluir de vuelta a la creación toda.


2

Nunca habrá tal quietud.
Dentro del pulso de la carne,
en el polvo del ser, donde nos arrastramos
          volviendo la mirada famélica aquí y allá,
las alas de la mañana
pasan rozándonos la sangre
como las sombras de las nubes rozan la tierra.
Lo que deseamos viaja con nosotros.
Tenemos que respirar tiempo como los peces agua.
El vuelo de Dios nos circunda.



Versiones en castellano de Sandra Toro







Variation and Reflection on a Theme by Rilke
(The Book of Hours, Book 1, Poem 7)


1

If just for once the swing of cause and effect,
                                                 cause and effect,
would come to rest; if casual events would halt,
and the machine that supplies meaningless laughter
ran down, and my bustling senses, taking a deep breath
fell silent
and left my attention free at last . . .

then my thought, single and multifold,
could think you into itself
until it filled with you to the very brim,
bounding the whole flood of your bondlessness:

and at that timeless moment of possession,
fleeting as a smile, surrender you
and let you flow back into all creation.


2

There will never be that stillness.
Within the pulse of flesh,
in the dust of being, where we trudge,
          turning our hungry gaze this way and that,
the wings of the morning
brush through our blood
as cloud-shadows brush the land.
What we desire travels with us.
We must breath time as fishes breathe water.
God’s flight circles us.






©Denise Levertov (Selected Poems, New Directions, 2002).





  











































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